CONCERTACION CLINICAMENTE MUERTA
La cosa se ha puesto tan mala para el Gobierno, que Insulza debe venir cada vez más seguido. Ahora anda de nuevo por aquí, y La Moneda espera, supongo, que haya traído alguna carta salvadora bajo la manga, como la que extrajo cuando Lagos perdía ante Lavín en 1999. Entonces resucitó un proyecto laboral que Frei había dejado de lado por perjudicial, pero que permitía exacerbar el odio de clases. Y el artificio resucitó también a Lagos.
Después, cuando en los primeros años del gobierno de éste aparecía de nuevo Lavín muy arriba en las encuestas, y ahora por un margen que parecía "irremontable", como diría Genaro -que ha vuelto a la palestra defendiendo al Estado Benefactor, justamente cuando abandonan ese esquema los más caracterizados estados benefactores de Europa-, y siendo siempre ministro del Interior Insulza, apareció un pasquín, "Plan B", que acusó de pedofilia, violación y hasta asesinato de una pequeña a parlamentarios de derecha. Contó, por supuesto, con la complicidad de medios siempre listos para sumarse a los lavados cerebrales que discurre la izquierda. A la postre, el montaje resultó falso, pero por algo Voltaire aconsejaba "mentid, mentid, que algo queda", y Lavín perdió mucho terreno. Ello bastó para resucitar a una Concertación que, según uno de sus teóricos, estaba ya "bailando el vals del adiós".
A todo esto, perpetrados los asesinatos de imagen, "Plan B" desapareció. La mayoría gobiernista en la Cámara se opuso a investigar su financiamiento con gastos reservados. Más aún, en un gesto que todavía no logro comprender y, Dios mediante, jamás comprenderé, la Alianza extendió una generosa amnistía al régimen, que sustraía cada dos meses gastos reservados equivalentes al monto que, después, Impuestos Internos imputó a Pinochet haber dejado sin declarar durante todos sus 17 años de gobierno, lo cual dio pábulo para que se le acusara de corrupto, ¡incluso por parlamentarios de la Alianza que votaron a favor de amnistiar las sustracciones mucho mayores de la Concertación!
Entretanto, el periodista estrella de "Plan B" se autoexilió prudentemente. Algunos jóvenes de la UDI, que encontraron la hebra del montaje y la participación cómplice de políticos de izquierda, fueron amenazados por parlamentarios y jueces de igual filiación de ser sometidos a proceso por "obstrucción a la justicia", cuando lo que buscaban era precisamente entregar más antecedentes a ésta. Obviamente, desistieron, pero dejaron por escrito sus hallazgos. Se conocerán.
¿Con qué saldrá Insulza ahora? En Chile no existe suficiente imaginación para anticiparlo. Pero, como he dicho y escrito tantas veces, las elecciones se ganan o se pierden en el margen. Basta que tres o cuatro por ciento de la gente cambie de opinión, para que un gobierno pierda su reelección. Y el actual tiene la particularidad de discurrir sucesivamente medidas que irritan a la población, de modo que la Concertación ya tiene perdida la marginal ventaja que la mantiene en el poder.
Como lo único sustantivo que une a los partidos que la integran es medrar del mismo (lo prueba el "cuoteo" público y notorio), ella ya ha dejado de tener su principal razón de ser. Sin la perspectiva de retener el poder, está clínicamente muerta. Alguna vez afirmé lo mismo de la oposición, es verdad, y no me desdigo. Pero, así y todo, los votos que pierde la Concertación siempre terminarán, al final, en la Alianza, y en política se ha comprobado que no hay cura más eficaz que ésa para hacer revivir incluso a conglomerados políticos aparentemente fenecidos.
La cosa se ha puesto tan mala para el Gobierno, que Insulza debe venir cada vez más seguido. Ahora anda de nuevo por aquí, y La Moneda espera, supongo, que haya traído alguna carta salvadora bajo la manga, como la que extrajo cuando Lagos perdía ante Lavín en 1999. Entonces resucitó un proyecto laboral que Frei había dejado de lado por perjudicial, pero que permitía exacerbar el odio de clases. Y el artificio resucitó también a Lagos.
Después, cuando en los primeros años del gobierno de éste aparecía de nuevo Lavín muy arriba en las encuestas, y ahora por un margen que parecía "irremontable", como diría Genaro -que ha vuelto a la palestra defendiendo al Estado Benefactor, justamente cuando abandonan ese esquema los más caracterizados estados benefactores de Europa-, y siendo siempre ministro del Interior Insulza, apareció un pasquín, "Plan B", que acusó de pedofilia, violación y hasta asesinato de una pequeña a parlamentarios de derecha. Contó, por supuesto, con la complicidad de medios siempre listos para sumarse a los lavados cerebrales que discurre la izquierda. A la postre, el montaje resultó falso, pero por algo Voltaire aconsejaba "mentid, mentid, que algo queda", y Lavín perdió mucho terreno. Ello bastó para resucitar a una Concertación que, según uno de sus teóricos, estaba ya "bailando el vals del adiós".
A todo esto, perpetrados los asesinatos de imagen, "Plan B" desapareció. La mayoría gobiernista en la Cámara se opuso a investigar su financiamiento con gastos reservados. Más aún, en un gesto que todavía no logro comprender y, Dios mediante, jamás comprenderé, la Alianza extendió una generosa amnistía al régimen, que sustraía cada dos meses gastos reservados equivalentes al monto que, después, Impuestos Internos imputó a Pinochet haber dejado sin declarar durante todos sus 17 años de gobierno, lo cual dio pábulo para que se le acusara de corrupto, ¡incluso por parlamentarios de la Alianza que votaron a favor de amnistiar las sustracciones mucho mayores de la Concertación!
Entretanto, el periodista estrella de "Plan B" se autoexilió prudentemente. Algunos jóvenes de la UDI, que encontraron la hebra del montaje y la participación cómplice de políticos de izquierda, fueron amenazados por parlamentarios y jueces de igual filiación de ser sometidos a proceso por "obstrucción a la justicia", cuando lo que buscaban era precisamente entregar más antecedentes a ésta. Obviamente, desistieron, pero dejaron por escrito sus hallazgos. Se conocerán.
¿Con qué saldrá Insulza ahora? En Chile no existe suficiente imaginación para anticiparlo. Pero, como he dicho y escrito tantas veces, las elecciones se ganan o se pierden en el margen. Basta que tres o cuatro por ciento de la gente cambie de opinión, para que un gobierno pierda su reelección. Y el actual tiene la particularidad de discurrir sucesivamente medidas que irritan a la población, de modo que la Concertación ya tiene perdida la marginal ventaja que la mantiene en el poder.
Como lo único sustantivo que une a los partidos que la integran es medrar del mismo (lo prueba el "cuoteo" público y notorio), ella ya ha dejado de tener su principal razón de ser. Sin la perspectiva de retener el poder, está clínicamente muerta. Alguna vez afirmé lo mismo de la oposición, es verdad, y no me desdigo. Pero, así y todo, los votos que pierde la Concertación siempre terminarán, al final, en la Alianza, y en política se ha comprobado que no hay cura más eficaz que ésa para hacer revivir incluso a conglomerados políticos aparentemente fenecidos.
1 Comments:
hola
muy agradable tu blog, mi apellido tambien es Ravanales y mi marido es oficial de ejercito.
que sorpresa!.
saludos
atte.
Pamela Ravanales
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