Hace hoy cuatro años, el 18 de marzo de 2003, el gobierno de Cuba encarceló a 75 disidentes, a quienes acusó de "socavar la Revolución". Actualmente, 59 opositores -entre ellos, 24 periodistas- aún continúan detenidos, sin que los tibios esfuerzos de la comunidad internacional para conseguir su libertad hayan surtido efectos.
El delito de dichos presos políticos consistió en intentar expresarse libremente y abogar por cambios democráticos en forma pacífica. La mayoría trabajaba recolectando firmas para el "Proyecto Varela", iniciativa que pide a los legisladores convocar a un referéndum sobre reformas -una fórmula expresamente aceptada, en teoría, por la propia Constitución cubana.
El "Proyecto Varela", la existencia de la "Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling", que llegó a publicar dos números de la revista "De Cuba" a fines de 2002, y otras incipientes organizaciones opositoras que ganaban adeptos y presencia, desencadenaron una ola represiva. Tal fue la "Primavera Negra": decenas de domicilios de opositores fueron allanados en toda la isla, y en tales operativos las fuerzas de seguridad confiscaron elementos "peligrosos", como computadores, faxes, libros y máquinas de escribir.
Después de juicios sumarios, sin un debido proceso, los arrestados fueron condenados a penas de hasta 28 años y confinados en cárceles distantes varios kilómetros de sus hogares. Allí, sus familiares sólo pueden visitarlos cada tres meses. De los 75 encarcelados en 2003, hoy continúan presos 59; los 16 restantes fueron liberados bajo el eufemismo jurídico de "licencia extra-penal", otorgada por razones humanitarias.
El alejamiento de Fidel Castro y la delegación interina del poder a su hermano Raúl no han producido un cambio positivo para los detenidos. Por el contrario: Oswaldo Payá, líder del "Movimiento Cristiano Liberación", recibió un ultimátum de la Seguridad del Estado, en el que se le advierte no seguir sus actividades; de lo contrario, él y su grupo "serán aniquilados".
Ante estos atropellos a los derechos humanos, la solidaridad internacional, salvo contadas excepciones, no ha sido suficientemente enérgica ni eficaz. Europa no logró ponerse de acuerdo para imponer sanciones al castrismo, y América Latina ha actuado con casi total indiferencia frente a esos abusos. Una acción más decidida de los gobiernos democráticos es necesaria para que, en el cuadro actual, no se repita otra "Primavera Negra", que agrave la situación de los cubanos que aspiran a más libertad.
Desde este pequeño rincon del Mundo un abrazo solidario para todos los presos politicos de ese pais y que un dia el Sol radiante les brille por la mañana y el ejemplo de mi Chile se haga eco en vuestra patria.
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