miércoles, 14 de marzo de 2007

NO PUEDE SER


Esperé hasta la madrugada para ver y oír en Canal 13 la síntesis del concierto de Villarroel y Domingo. Quería disfrutar de la única pieza que Plácido -yo sabía- iba a cantar de todas maneras, porque con ella siempre electriza a las multitudes: "No puede ser", de la zarzuela "La tabernera del puerto". Pero el 13, que suele incurrir en mis iras por motivos políticos, ahora lo hizo por razones artísticas al excluir "No puede ser". Trasnoché en vano. El crítico musical de "El Mercurio" sólo ahondó mi frustración, al comentar que la plaza había "quedado en trance" después de oírla.

Así es que el lunes no estaba de ánimo para recibir los acostumbrados lamentos de la gente pobre por el plan socialista que la ha dejado sin locomoción. Gustavo, cuidador de autos, me espetó con aire acusatorio, como si yo tuviera alguna responsabilidad:

"Yo tomaba la 228 y en media hora volvía a mi casa. Ahora, debo ir en colectivo al centro, para tomar bus. Gasto mil 300 pesos más, es decir, lo que me pagan por un lavado, y me demoro una hora y media".

Ambos añoramos las políticas del gobierno militar, que introdujo medidas de libre mercado en la locomoción y solucionó el problema de los racimos colgantes de gente en las pisaderas, heredado de la UP. Consuelo a Gustavo diciéndole que todavía queda mercado libre, y que el auge de bicicletas, motos, colectivos y otros arbitrios sustituirá la locomoción de que lo privara el socialismo. Pero no lo convenzo.

Los que mandan, es decir, los déspotas no ilustrados del Gobierno, la oligarquía y la intelligentsia automovilizada, están felices. Un amigo filósofo escribe en su columna que ahora hay menos ruido y le es posible conversar en las mesas al aire libre de Providencia, pero -confiesa- debe hacerlo en la incómoda vecindad de largas colas de pobres que esperan un bus que no pasa o, si pasa, lo hace repleto. Era casi preferible el ruido de las amarillas.

Los pobres miran los sorbetes de los filósofos, mientras todavía tienen por delante horas de esperas, apreturas, transbordos y vejámenes, antes de llegar más tarde que en el pasado a sus hogares, sin tiempo para nada, salvo dormirse cuanto antes, porque ahora también es preciso levantarse más temprano para llegar a tiempo al trabajo.

No puede ser. Suceden demasiadas cosas que no pueden ser. Como el asesinato a golpes de un "punk" por parte de barristas, a metros de media docena de carabineros que miraban impasibles. Si el muerto hubiera sido de izquierda, habría sido un crimen de lesa humanidad. Pero, siendo un presunto neonazi, no constituye un atropello a los derechos humanos. Así se les ha inculcado a los cerebros lavados.

A propósito de los cuales ha sido ilustrativo el debate generado por el "De profundis" de monseñor Fresno, donde reveló que Paulo VI quería excomulgar a la Junta Militar chilena, tras el pronunciamiento de 1973. Claro, S.S. se informaba en la prensa italiana, controlada por la izquierda. Pero acá la gran mayoría católica estaba feliz.

Frei Montalva declaraba al "ABC" de Madrid que "los militares salvaron a Chile" y le escribía a Mariano Rumor, a Italia, defendiéndolos.

Aylwin declaraba: "Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio".

Y el juez Retamal, también católico, pedía dejar "que los militares hagan la parte sucia...". Cuando decía eso, ya habían muerto más de dos mil de las dos mil 774 bajas extremistas registradas en todo el gobierno militar.

¡Pobres militares! ¡Cómo los usaron! ¡Qué manera de cambiar las cosas!

Ahora, hasta petimetres de derecha los condenan. No puede ser.


HERMÓGENES PÉREZ DE ARCE
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PODRAN CAMBIAR EL NOMBRE DE LAS CALLES, PODRAN PLAGAR EL PAIS CON SUS ESTATUAS, LO QUE NO PODRAN CAMBIAR JAMAS ES LA HISTORIA RECIENTE DE CHILE "LA HISTORIA ES NUESTRA AL IGUAL QUE SU VERDAD" Verdad y Libertad