SEGUNDA INDEPENDENCIA NACIONAL!
¡VIVA EL GENERAL PINOCHET!
¡VIVA EL ALMIRANTE MERINO!
¡VIVA EL GENERAL LEIGH!
¡VIVA EL GENERAL MENDOZA!
¡VIVAN NUESTRAS FUERZAS ARMADAS Y CARABINEROS!
¡VIVA CHILE!
La libertad y el desarrollo que Chile vive hoy, se deben a la gestión de estadista del Capitán General Augusto Pinochet Ugarte y del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, quienes con el trabajo y esfuerzo de todo un país, legaron una obra fundacional para que los chilenos la ejercitemos y disfrutemos en base de la autonomía soberana y personal y la libre iniciativa en el ejercicio de nuestros derechos.
¡VIVA EL GENERAL PINOCHET!
¡VIVA EL ALMIRANTE MERINO!
¡VIVA EL GENERAL LEIGH!
¡VIVA EL GENERAL MENDOZA!
¡VIVAN NUESTRAS FUERZAS ARMADAS Y CARABINEROS!
¡VIVA CHILE!
¿Pensaron los gobernantes chilenos de la Unidad Popular y las personas que le daban su apoyo, que permitieron y fomentaron el ingreso de tropas y armamento extranjero clandestino al país, en el dolor que necesariamente causarían en las familias de quienes perecieran en los enfrentamientos con las Fuerzas Armadas chilenas?
La Comisión Especial de Consulta sobre Seguridad de la OEA en 1974, señalaba (diario La Segunda, 13 de Julio de 1990, pág 16): "las fuerzas armadas clandestinas en Chile eran muy numerosas y estaban integradas por muchos extranjeros ingresados ilegalmente al país y estimados en 12.000 o más".
El mismo Ex Presidente Eduardo Fei Montalva decía al diario Madrileño, el 11 de Octubre de 1973, lo siguiente :
"El marxismo, con conocimiento y aprobación de Salvador Allende, y acaso con instigación de Allende, había introducido en Chile innumerables arsenales, que se guardaban en viviendas, oficinas, fábricas y almacenes,. El mundo no sabe que el marxismo chileno disponía de un armamento superior en número y en calidad al del Ejército. Un armamento para más de 30.000 hombres, y el Ejército normalmente no pasa de esa cifra. Los militares han salvado a Chile y a todos nosotros, cuyas vidas no son tan importantes como la de Chile, pero que son vidas humanas y muchas, y todas, amenazadas perentoriamente."
¿Quiénes son los responsables de las víctimas tanto civiles como militares, cuando de todos es conocido y declarado el hecho de que el gobierno de la UP preparó militarmente cerca de 3.000 terroristas chilenos en Cuba en los llamados Punto Cero, Pinar del Río, Guanacabo y Monte Pinares?
¿No merecen mejor el calificativo de "asesinos" quienes armaron a jóvenes inexpertos para enfrentarse con el Ejército institucional, que los miembros de éste que, por obligación profesional reprimieron al ejército irregular?
¿Quiénes entregaron la documentación falsa para que terroristas ingresaran clandestinamente al país, en la llamada "Operación Retorno"?
El ex-dirigente del Partido Comunista Orlando Millas, escribió en sus "Memorias 1957-1991" que, habiéndose reunido la comisión política del partido comunista en Moscú, concluyeron lo siguiente:
"Condujimos a muchachos, jóvenes militantes del Partido Comunista para que fueran preparados militarmente en Cuba, conduciéndolos posteriormente a quemarse en Chile en batallas imposibles y no tenemos derecho a criticarlos porque somos los que asumimos la responsabilidad, estremecedora, de plantearles, siendo adolescentes, que el camino para ser dignos de su pueblo debería recorrerse empuñando las armas".
Es interesante recordar que Volodia Teiteilboim y la difunta dirigente comunista Gladys Marín eran titulares de esa comisión y participaron de esa reunión.
El extremismo sabe ocultar bien sus delitos. No tiene que responder ante nadie. Si triunfa, se convierte en un régimen totalitario, el que por definición no tiene que responder de sus actos. Si es derrotado convierte sus bajas en "víctimas" y describe la guerra que se perdió como un "exterminio" del cual se reclama "justicia".
Hoy algunos chilenos han olvidado aquellos tiempos, muchos no los vivieron y otros que los recuerdan callan porque dicen preferir mirar hacia el futuro y no al pasado.
Estos últimos, que adoptan la cómoda postura del silencio , que son capaces abandonar a su suerte a aquéllos que nos salvaron del mayor desastre de la historia de Chile, que están acostumbrados a dormir mientras otros cuidan de su seguridad, merecen el mayor de los desprecios de todos los patriotas.
El mismo Patricio Aylwin decía al corresponsal de NC News Service, de Washington y Bonn, el 24 de Septiembre de 1973 (entrevista reproducida por el diario La Prensa de Santiago el día 19 de Octubre de 1973):
"La verdad es que la acción de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros no vino a ser sino una acción preventiva que se anticipó a un autogolpe de Estado, que con la ayuda de milicias armadas con enorme poder militar de que disponía el Gobierno y con la colaboración de no menos de 10,000 extranjeros que había en este país pretendían o habrían consumado una dictadura comunista".
Más delante decía;
"Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio."
Hoy, para variar, el señor Aylwin no es consecuente con sus propios dichos, y se desdice sin ninguna vergüenza.
Se recomienda ver video al respecto, pulsando en este enlace.
El ex-presidente democratacristiano Eduardo Frei Montalva, decía en la SOFOFA el 6 de Julio de 1976, al ser consultado en su calidad de presidente del Senado, qué podían hacer los políticos ante la crítica situación del momento (publicado en el Mercurio del día 4 de Junio 1995, Memorias Históricas):
"Nada puedo hacer yo, ni el Congreso, ni ningún civil. Desgraciadamente este problema sólo se arregla con fusiles".
A continuación agregaba:
"Les aconsejo plantear sus aprensiones directamente, a los comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, ojalá hoy mismo".
Las Fuerzas Armadas intervinieron el 11 de Septiembre, no por voluntad de poder, no por apasionamiento, no por presentimientos infundados. Intervinieron porque en ese entonces la mayoría del país lo exigió así.
Hoy no podemos desconocer ese mandato y por lo tanto debemos estar dispuestos una vez más a encarar a la izquierda revanchista.
Está bien querer mirar hacia el futuro, todos queremos, pero primero enfrentemos el presente.
El presente tiene su nuevo estilo de lucha. La izquierda, por ahora, no requiere de un ejército irregular, ni del entrenamiento en Cuba. La segunda fase luego de perdida la batalla, como ya decíamos, corresponde a reclamar "justicia" por el "exterminio". Para ello basta con concientizar a las mentes frágiles de los chilenos incautos, utilizando como bandera de lucha la "necesidad de justicia" como única vía a la "reconciliación nacional".
¿Alguien en su sano juicio puede creer que a un mirista, un terrorista, o un prototipo de su especie, pueda interesarse por la reconciliación con las Fuerzas Armadas y el sector del país que las apoya y agradece?
¡No señores, basta de hipocresías! La verdad es que la izquierda, mientras el país la escuche, no descansará de predicar su ánimo de venganza y para ello recurrirá a todos sus medios. Hoy día su mejor medio está en la escalada al gobierno y en la corrupción del Poder Judicial, para de esa forma lograr inculpar a todos aquéllos que de una u otra forma impidieron que se lograra instaurar en nuestro país la Cuba de Sudamérica.
Las FF.AA. y Carabineros asumen el mando de la Nación
Fue Allende y su gobierno quienes desencadenaron el movimiento final.
Era tal la política económica descabellada de la UP a mediados del 73, que no existía una salida democrática, ya que para ello lo único que se debía hacer era el abandono del gobierno por parte de Allende y sus seguidores. Frente a esto, trazaron ellos mismos planes que incluían un "autogolpe" a ser realizado a mediados del mes de septiembre (18-19) de 1973, con equipos terroristas y paramilitares escogidos en todo el país y en especial en Santiago.
Para cumplir lo anterior, se almacenaron armamentos en La Moneda y en la residencia privada de Allende en Tomás Moro (entre otras partes). Este armamento era de origen checoslovaco y soviético, pudiéndose armar con él a más de 5.000 hombres.
El adiestramiento de los guerrilleros se realizaba en lugares como las propia residencias de Tomás Moro y El Arrayán (casas de Allende). La instrucción se hacía con expertos en guerrilla que venían de Cuba, Brasil, Argentina, etc. (se estiman de 10.000 a 13.000 guerrilleros presentes en Chile en esa época).
El financiamiento se obtenía con platas del Estado, en moneda nacional y extranjera. En los servicios públicos hubieron presupuestos paralelos a los oficiales (esto explica que el 11 de septiembre se encontraron millones de escudos (moneda chilena vigente en 1973) en casas de funcionarios estatales, como por ejemplo en la casa del propio Salvador Allende, en Tomás Moro).
El autogolpe comenzaría con el llamado "Plan Z", que consistía en el descabezamiento de las FF.AA., mediante la "Eliminación física de altos oficiales de las FF.AA. y de Carabineros, dirigentes políticos y gremiales opositores" y un "movimiento de tenazas dirigido a las bases y contra los mandos de las FF.AA. y Carabineros, con la finalidad de dividirlos para el autogolpe o conseguir su pasividad".
Este autogolpe fue pulido con la visita del Ministro Carlos Rafael Rodríguez y el Jefe de la Policía Secreta Manuel Piñero, desde Cuba. El propósito de la visita de estas dos personas fue disfrazado por Allende, pero una carta, de puño y letra de Fidel Castro, con fecha 19 de julio, revelaba el objetivo.
El asesor intelectual de la UP y de Allende fue Joan Garcés, el cual propiciaba el "descabezamiento""descabezamiento" de los máximos mandos militares.
Las FF.AA. y de Orden intervinieron en el momento preciso, con la fuerza y la eficiencia necesaria para desmantelar una operación que, de no ser gracias a su acción, habría producido en el país una guerra que habría terminado con CHILE.
El siguiente documento fue hecho llegar a los integrantes de las FF.AA. y Carabineros, por los miembros de la Junta Militar de Gobierno, poco tiempo después del histórico 11 de Septiembre de 1973:
El siguiente documento fue difundido a su Institución por el Almirante José Toribio Merino Castro (Q.E.P.D.), el mismo día de la intervención militar, el 11 de Septiembre de 1973.
El Presidente Pinochet regresaba a Santiago después de un fin de semana familiar en su residencia de El Melocotón.
Eran la 18:39 del domingo 7 de Septiembre de 1986, cuando la habitual comitiva avanzaba por la carretera G-25 del Cajón del Maipo, a la altura del kilometro 29, en la cuesta Las Achupallas. Un minuto más tarde, luego de que una camioneta que arrastraba una casa rodante les cerrara el paso, comenzó una lluvia de balas disparadas por fusiles M-16, metralletas, granadas de mano y cohetes low dirigida contra la comitiva.
Arreciaba el fuego de fusiles automáticos, granadas y cohetes contra la comitiva detenida. En el automóvil que trasladaba al Presidente Pinchet viajaban, además de él, su nieto de diez años Rodrigo García, el chofer y un edecán; dicho automóvil recibió no menos de 38 impactos de bala y fué alcanzado por un cohete, que milagrosamente, no estalló.
El chofer, en un acto de extraordinaria sangre fría en medio de tan terrible ataque, que ya costaba la muerte de varios hombres y había prácticamente desintegrado un auto de la escolta, dió marcha atrás, impactando ligeramente a un vehículo que le cerraba el paso y, dando media vuelta, emprendió rápidamente el regreso hacia su lugar de origen, la residencia en El Melocotón.
Como se conociera más tarde, los autores del ataque eran miembros del Frente Patriótico Manuel Rodriguez (FPMR), el cuál habiendo sido minuciosamente preparado, fracasó en su objetivo de asesinar al Jefe de Estado y Comandante en Jefe del Ejército.
Los hombres que cayeron asesinados fueron:
Cabo 1ro. de Ejército Miguel Angel Guerrero Guzmán.
Cabo 1ro. de Ejército Cardenio Hernández Cubillos.
Cabo 2do. de Carabineros Pablo Antonio Silva Pizarro.
Cabo 1ro. de Ejército Gerardo Rebolledo Cisternas.
Cabo 2do. de Ejército Roberto Rosales Martínez.
Resultaron heridos:
Teniente de Carabineros Jordán Tavra Checura.
Cabo 1ro de Carabineros Miguel del Río Méndez.
Cabo 1ro. de Carabineros Ricardo Lara Orellana.
Sargento 2do de Carabineros José Córdova Belmar.
Carabinero Alberto Munoz Carvajal.
Capitán de Ejército Juan Mac Lean Vergara.
Cabo 1ro. de Ejército Juan Fernández Lobos.
Carabinero motorista José Carrasco Espinoza.
Detective José Mac Lean Zuñiga.
Sentimiento de Condena
El Nuncio Apostólico hizo entrega de un mensaje especial de Su Santidad El Papa al General Pinochet. En su nota, el Sumo Pontifice de la Iglesia Católica deploraba el grave atentado y lle expresaba su voluntad de orar por las víctimas fatales, la recuperación de los heridos y el bienestar de sus respectivas familias.
El Departamento de Estado norteamericano emitió una declaración en condena de los hechos, en la cual señalaba: "El ataque del domingo contra el Presidente Pinochet por terroristas comunistas merece la más fuerte condena de parte de todos aquellos que están empeñados en el retorno pacífico de Chile a la democracia".
representante diplomático estadounidense en Chile, Encargado de Negocios George Jones, manifestó públicamente que "la agresión al Presidente es un hecho que temíamos como consecuencia de la introducción de esa cantidad de armas". Añadió que los arsenales descubiertos "indicaban que los terroristas estaban preparando algo muy serio y ahora han cumplido. Un atentado como este es totalmente condenable y lamentable".
El 17 de Septiembre las agencias internacionales de noticias informan que una persona que asegura haber tomado parte en el atentado conversó con el corresponsal del diario milanés "Corriere della Sera". El sujeto señala ser hijo de un destacado político del gobierno de Salvador Allende, lo cual hace presumir que se podría tratar de César Bunster Ariztía. El hombre dice, entre otras cosas, "éramos un grupo suicida" integrado por miembros del Frente Manuel Rodriguez. "Fué una operación perfecta; no perdimos un solo miembro. Lamentablemente -agrega- Pinochet sobrevivió al ataque".
Afirma también que todos los participantes regresaron a la base y ya están a salvo. "Un primer grupo ya está de regreso en La Habana...Esta noche cruzaremos los Andes simulando ser turistas o esquiadores.