Ex preso político cubano Jorge Luis García Pérez, "Antúnez":
"Varias veces sentí la muerte muy de cerca"
Pasó 17 años en distintas cárceles donde resistió a las celdas de castigo, al hambre y al ser humillado por agentes comunistas.
A los golpes dentro de la prisión respondía entonando el Himno Nacional de Cuba. A las injusticias, a la falta de alimentos, de atención médica y castigos, con prolongadas huelgas de hambre. Esa actitud contestataria, rebelde e inquebrantable la mantuvo Jorge Luis García Pérez, "Antúnez", durante los 17 años y 38 días que estuvo encarcelado en las distintas prisiones de la isla de Fidel Castro.
Pese a que su condena se cumplió el 15 de marzo pasado, sólo obtuvo la libertad el 22 de abril, convirtiéndose en el preso político que más tiempo ha estado detenido.
"Antúnez", como se le conoce por el apellido de su padrastro, fue detenido en Placetas por gritar durante una manifestación que el comunismo era "un error y una utopía". Ese hecho fue considerado "propaganda enemiga oral", por lo que fue golpeado y detenido por agentes de seguridad del Estado.
Era marzo de 1990, tenía 25 años de edad y una condena de seis años de cárcel, que no sería la última. Su negativa a usar el uniforme de reo común y negarse a participar del llamado plan de "reeducación comunista" impartida en las cárceles, le significó una feroz golpiza, nueve meses de aislamiento y más años de prisión.
Más tarde fue acusado de "sabotaje con grado de tentativa", cuando se fugó de la cárcel para ver a su madre enferma. Sólo un día logró estar libre y no logró verla. La mujer murió un mes después y pese a que él se hallaba a unos 20 kilómetros del lugar, no se le permitió asistir al velorio ni al funeral. Por eso lo primero que hizo cuando quedó libre fue visitar el cementerio, cuenta a "El Mercurio" a través de una "accidentada" conversación telefónica desde su casa en Placetas, el municipio donde nació hace 42 años.
"Esto es parte de la censura, no quieren que la verdad salga", dice ante las continuas interferencias.
Admite que no se encuentra bien de salud, que tiene problemas respiratorios, pero de inmediato añade que "de espíritu me siento bien, con muchas ganas de seguir luchando".
-¿Va a seguir bregando por los presos de conciencia?
"Continuaré en el activismo político, voy a desempeñarme como coordinador nacional del movimiento Presidio Político Pedro Luis Boitel, que con otros hermanos fundamos en 1995, para denunciar la situación dentro de las cárceles cubanas".
-A su personalidad combativa se añade el hecho de ser negro. ¿Cómo le afectó?
"Las autoridades de mi país nunca han tolerado que un negro sea opositor al régimen. Durante el juicio, el color de mi piel constituyó un agravante. Después cuando fui maltratado por los carceleros, siempre me señalaban por ser negro".
-Pero también le valió el apodo de "diamante negro", con el que es reconocido en los penales de la isla.
"Ese mote me lo pusieron mis compañeros de lucha en la prisión por simpatía, por solidaridad conmigo, veían en mi a un luchador que defendía sus derechos. Ellos admiraban mi resistencia ante las humillaciones y los malos tratos".
-José Martí señaló que el dolor del presidio es el más cruel y devastador porque deja huellas que no se borran jamás. ¿Concuerda con él?
"El dolor del presidio es hasta hoy el más rudo de los dolores, es un dolor que mata la inteligencia, seca el alma, humilla y no se va jamás. Es tan cierto eso que hoy miro el dolor de mis hermanos que quedaron en prisión. Y también veo mi cuerpo con las huellas de las torturas y de las golpizas. Pero cuando se lucha por una causa justa, por un ideal, noble, humano, es un acicate para continuar adelante".
-¿Cómo se vive con esas huellas?
"Pienso en mis sobrinos, en mis hijos, si algún día los pudiera tener, pienso en las futuras generaciones de cubanos que se sentirán orgullosos de los tantos que hoy hemos pasado por este sacrificio doloroso".
-En "Boitel Vive" el libro que usted escribió en la cárcel, cuenta sobre las celdas de castigo en las que tantas veces estuvo y por largo tiempo, desnudo, sin alimentos y rodeado de ratas. ¿Qué piensa un ser humano en esas circunstancias?
"Uno se pregunta, ¿serán tan malos los gobernantes de mi país que pueden someter a un hombre a tales tratos? ¿Son tan ignorantes que creen que esos malos tratos, que esas torturas, que esa desnudez, pueden quebrantarlo a uno? Pero es todo lo contrario. Mientras más recrudece la represión, más se recurre al ensañamiento, hay más razones para continuar la lucha".
-¿Usted lo soportó así?
"Muchas veces he estado en huelga de hambre, y aunque la moral se mantiene, he estado con deshidratación, en total abandono, he sentido la muerte de cerca, muy de cerca".
"La sociedad cubana está cambiando"
Luego de 17 años de encierro, "Antúnez" dice que nota un cambio en la actual sociedad cubana. "Hoy me encuentro con un cubano más solidario con la oposición, más abierto a la hora de emitir un criterio, de expresar su disconformidad con el régimen", indica a "El Mercurio".
Sin embargo, pese a la transformación que él percibe, no hace un pronóstico sobre la situación política en la isla.
"En sistemas como éstos, en un régimen totalitario, el futuro es impredecible. Las condiciones están creadas para que mañana desaparezca la dictadura, pero también están creadas para que se conserve".
Por la fuerza que está tomando la oposición y por el descontento que existe en Cuba, "el cambio podría ser rápido. Pero puede postergarse algo más por la represión, la desinformación y por el adoctrinamiento que recibe cada cubano desde la cuna hasta la tumba", asegura Jorge Luis García.
"El régimen es reacio a toda apertura, a todo cambio, por eso los cubanos debemos presionar, de manera pacífica, de manera civilista, al derrocamiento de este sistema y lograr que Cuba se democratice", concluye.
"Para serle franco, la fe en las ideas por las que lucho nunca cesaron y nunca cesarán. Creo que la fe en Dios y en la causa justa que defiendo me ayudaron a sobrevivir".
Jorge L. García Pérez
"Antúnez"
"Varias veces sentí la muerte muy de cerca"
Pasó 17 años en distintas cárceles donde resistió a las celdas de castigo, al hambre y al ser humillado por agentes comunistas.
A los golpes dentro de la prisión respondía entonando el Himno Nacional de Cuba. A las injusticias, a la falta de alimentos, de atención médica y castigos, con prolongadas huelgas de hambre. Esa actitud contestataria, rebelde e inquebrantable la mantuvo Jorge Luis García Pérez, "Antúnez", durante los 17 años y 38 días que estuvo encarcelado en las distintas prisiones de la isla de Fidel Castro.
Pese a que su condena se cumplió el 15 de marzo pasado, sólo obtuvo la libertad el 22 de abril, convirtiéndose en el preso político que más tiempo ha estado detenido.
"Antúnez", como se le conoce por el apellido de su padrastro, fue detenido en Placetas por gritar durante una manifestación que el comunismo era "un error y una utopía". Ese hecho fue considerado "propaganda enemiga oral", por lo que fue golpeado y detenido por agentes de seguridad del Estado.
Era marzo de 1990, tenía 25 años de edad y una condena de seis años de cárcel, que no sería la última. Su negativa a usar el uniforme de reo común y negarse a participar del llamado plan de "reeducación comunista" impartida en las cárceles, le significó una feroz golpiza, nueve meses de aislamiento y más años de prisión.
Más tarde fue acusado de "sabotaje con grado de tentativa", cuando se fugó de la cárcel para ver a su madre enferma. Sólo un día logró estar libre y no logró verla. La mujer murió un mes después y pese a que él se hallaba a unos 20 kilómetros del lugar, no se le permitió asistir al velorio ni al funeral. Por eso lo primero que hizo cuando quedó libre fue visitar el cementerio, cuenta a "El Mercurio" a través de una "accidentada" conversación telefónica desde su casa en Placetas, el municipio donde nació hace 42 años.
"Esto es parte de la censura, no quieren que la verdad salga", dice ante las continuas interferencias.
Admite que no se encuentra bien de salud, que tiene problemas respiratorios, pero de inmediato añade que "de espíritu me siento bien, con muchas ganas de seguir luchando".
-¿Va a seguir bregando por los presos de conciencia?
"Continuaré en el activismo político, voy a desempeñarme como coordinador nacional del movimiento Presidio Político Pedro Luis Boitel, que con otros hermanos fundamos en 1995, para denunciar la situación dentro de las cárceles cubanas".
-A su personalidad combativa se añade el hecho de ser negro. ¿Cómo le afectó?
"Las autoridades de mi país nunca han tolerado que un negro sea opositor al régimen. Durante el juicio, el color de mi piel constituyó un agravante. Después cuando fui maltratado por los carceleros, siempre me señalaban por ser negro".
-Pero también le valió el apodo de "diamante negro", con el que es reconocido en los penales de la isla.
"Ese mote me lo pusieron mis compañeros de lucha en la prisión por simpatía, por solidaridad conmigo, veían en mi a un luchador que defendía sus derechos. Ellos admiraban mi resistencia ante las humillaciones y los malos tratos".
-José Martí señaló que el dolor del presidio es el más cruel y devastador porque deja huellas que no se borran jamás. ¿Concuerda con él?
"El dolor del presidio es hasta hoy el más rudo de los dolores, es un dolor que mata la inteligencia, seca el alma, humilla y no se va jamás. Es tan cierto eso que hoy miro el dolor de mis hermanos que quedaron en prisión. Y también veo mi cuerpo con las huellas de las torturas y de las golpizas. Pero cuando se lucha por una causa justa, por un ideal, noble, humano, es un acicate para continuar adelante".
-¿Cómo se vive con esas huellas?
"Pienso en mis sobrinos, en mis hijos, si algún día los pudiera tener, pienso en las futuras generaciones de cubanos que se sentirán orgullosos de los tantos que hoy hemos pasado por este sacrificio doloroso".
-En "Boitel Vive" el libro que usted escribió en la cárcel, cuenta sobre las celdas de castigo en las que tantas veces estuvo y por largo tiempo, desnudo, sin alimentos y rodeado de ratas. ¿Qué piensa un ser humano en esas circunstancias?
"Uno se pregunta, ¿serán tan malos los gobernantes de mi país que pueden someter a un hombre a tales tratos? ¿Son tan ignorantes que creen que esos malos tratos, que esas torturas, que esa desnudez, pueden quebrantarlo a uno? Pero es todo lo contrario. Mientras más recrudece la represión, más se recurre al ensañamiento, hay más razones para continuar la lucha".
-¿Usted lo soportó así?
"Muchas veces he estado en huelga de hambre, y aunque la moral se mantiene, he estado con deshidratación, en total abandono, he sentido la muerte de cerca, muy de cerca".
"La sociedad cubana está cambiando"
Luego de 17 años de encierro, "Antúnez" dice que nota un cambio en la actual sociedad cubana. "Hoy me encuentro con un cubano más solidario con la oposición, más abierto a la hora de emitir un criterio, de expresar su disconformidad con el régimen", indica a "El Mercurio".
Sin embargo, pese a la transformación que él percibe, no hace un pronóstico sobre la situación política en la isla.
"En sistemas como éstos, en un régimen totalitario, el futuro es impredecible. Las condiciones están creadas para que mañana desaparezca la dictadura, pero también están creadas para que se conserve".
Por la fuerza que está tomando la oposición y por el descontento que existe en Cuba, "el cambio podría ser rápido. Pero puede postergarse algo más por la represión, la desinformación y por el adoctrinamiento que recibe cada cubano desde la cuna hasta la tumba", asegura Jorge Luis García.
"El régimen es reacio a toda apertura, a todo cambio, por eso los cubanos debemos presionar, de manera pacífica, de manera civilista, al derrocamiento de este sistema y lograr que Cuba se democratice", concluye.
"Para serle franco, la fe en las ideas por las que lucho nunca cesaron y nunca cesarán. Creo que la fe en Dios y en la causa justa que defiendo me ayudaron a sobrevivir".
Jorge L. García Pérez
"Antúnez"
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