miércoles, 23 de mayo de 2007

EL GRITO DE LA SEÑORA HAYDEE


Me pareció que Nicolas Sarkozy bien podría haberles estado hablando a los chilenos, tras leer lo siguiente, que he extraído y adaptado de un discurso suyo: "No me da miedo la palabra 'moral', pese a que, desde hace años, acá no se puede hablar de moral. Es una palabra que ha desaparecido del vocabulario político. Se nos ha impuesto el relativismo intelectual y moral. Se ha impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo.

Han querido hacernos creer que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes, que no hay diferencias de valor y de mérito. Han querido hacernos creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, y que no puede existir ninguna jerarquía de valores. Han proclamado que todo está permitido, que la autoridad ha terminado, que las buenas maneras se han extinguido, que ya no hay nada que sea grande, nada que sea sagrado, nada admirable, ni tampoco vale ya nin-guna norma, ni hay nada que esté prohibido. Recordamos el slogan de mayo del '68 en las paredes de La Sorbonne: 'Vivir sin obligaciones y gozar sin límites'".

Esas palabras pueden llegarles más a las personas de mayor ilustración, pero en ellas también puede encontrar una esperanza, en medio de su desencanto, el pueblo que sufre las políticas socialistas, porque de éstas deriva todo lo que critica Sarkozy.


El joven condenado al desempleo por regulaciones que encarecen la mano de obra y lo obligan hoy a oficiar de limpiavidrios, malabarista o simple mendicante en las esquinas; o, peor aún, a ser traficante o consumidor de droga, porque no tiene la opción de contratar libremente su trabajo. Casi uno de cada dos, entre el cinco por ciento más pobre, está cesante debido a esas políticas (Encuesta Casen, 2003).

También pueden llegar esas palabras a los que ven cómo sus hijos vegetan en un sistema escolar público que no les entrega valores ni les enseña casi nada, salvo, tal vez, odio de clases. Y a quienes acuden a hospitales estatales indisciplinados, que demoran meses en atender intervenciones quirúrgicas. Vimos cómo el Ejército suplía, días atrás, esas falencias en poblaciones necesitadas.

También habrán de llegar a los ciudadanos honrados que deben vivir entre rejas para ponerse a salvo de los asaltantes, que pululan con libertad gracias a las sucesivas leyes con que se los ha protegido. Y, por supuesto, para qué hablar de cómo deberían llegarles a las víctimas de las indecibles condiciones a que el plan socialista de la locomoción colectiva ha sometido a los pobres, obligándolos a dejar sus hogares más temprano y volver a ellos más tarde, en uno y otro caso sometidos a hacinamientos infrahumanos, de los cuales muchos años atrás habían sido aliviados gracias a la libertad de recorridos consagrada por el gobierno que conquistó la segunda independencia nacional.

Más encima, ese disparate socialista hace preciso inyectar mil 690 millones de dólares (casi 900 mil millones de pesos) a la locomoción colectiva, plata suficiente -me observa un lector- para dotar de un medio motorizado personal a dos millones de santiaguinos pobres.

¿Qué piensa el pueblo de todo esto?


Todavía no se atreve a decirlo. Pero tal vez sea indicativa la exclamación surgida desde lo más profundo de una de las aglomeraciones inhumanas del metro santiaguino: "La señora Haydée, asesora del hogar, oriunda de Yumbel, pide a gritos 'un nuevo Pinochet, que le ponga mano dura a esta cosa'" ("La Segunda", 18 de mayo, p. 6).

Tal vez su muerte haya sido prematura, general.


1 Comments:

Blogger Koke said...

Como bien se dice en el blog de Hernán Vásquez Villanueva, en Chile pareciera vivirse en la dictadura de lo políticamente correcto. Y por el tono de las consecuencias vamos por el mismo camino de Francia: la total decadencia.

18:43  

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PODRAN CAMBIAR EL NOMBRE DE LAS CALLES, PODRAN PLAGAR EL PAIS CON SUS ESTATUAS, LO QUE NO PODRAN CAMBIAR JAMAS ES LA HISTORIA RECIENTE DE CHILE "LA HISTORIA ES NUESTRA AL IGUAL QUE SU VERDAD" Verdad y Libertad