La izquierda puede estar tranquila. Chile le perdona todo.
¿Recuerdan ustedes qué le sucedió a Ricardo I tras los escándalos de las aulas tecnológicas, los sobresueldos brujos, las "triangulaciones" del MOP, los derrumbes de puentes mal mantenidos (Minte) o mal construidos (Loncomilla)?
Que, primero, cuando sólo se sabía una parte, fue elegido Presidente; y luego, cuando se supo todo, superó el 70 por ciento de popularidad.
¿Saben ustedes qué le sucede a Michelle Bachelet tras comprobarse que los partidos de gobierno sustrajeron dinero de Chiledeportes y de los programas de empleo para la campaña de la Concertación, en que ella fue elegida?
Que su popularidad sube del 56 al 58 por ciento. Le basta decir que "pone las manos al fuego" en garantía de que su campaña no se financió con un solo peso de origen indebido. Y eso desvirtúa los testimonios detallados de cómo su partido sustrajo dineros de los programas de empleo para pagar a activistas que hacían "puerta a puerta" a favor de la Concertación.
¿Saben ustedes qué le ha sucedido al extremismo de izquierda que, en décadas pasadas, armó a guerrilleros para tomarse el poder y mató a mucha gente en atentados?
Que ha sido perdonado con amnistías e indultos. Anualmente recibe indemnizaciones y beneficios fiscales por más de 200 millones de dólares.
¿Sabe usted qué le sucedió al extremista mexicano José Soza Gil, que mató de un disparo al teniente de Ejército Héctor Lacrampette, en agosto de 1973?
Que se acogió a la amnistía de 1978 y volvió a su país.
¿Sabe usted qué le sucede a un militar que haya matado de un balazo a un extremista antes de 1978? Que se le niega la amnistía y hoy está procesado o preso.
Días atrás se condenó a 14 ex CNI a presidios de cinco y hasta 18 años por la muerte de cuatro extremistas en 1986. Fue en venganza porque un grupo guerrillero había asesinado el día antes a cinco escoltas del Presidente Pinochet.
¿Hay alguno de los guerrilleros de aquel grupo preso?
Ninguno. Al contrario. Hace poco apareció en el diario (la recorté) una fotografía donde la Presidenta departe cordialmente con su jefe, César Bunster. Y a los familiares de los cuatro extremistas caídos en la represalia el Estado les pagará dos mil 125 millones de pesos en indemnizaciones, que recibirán hasta sus hermanos. El Consejo de Defensa del Estado, supuestamente encargado de defender al Estado de cobros como ése, apoya la sentencia. Y la prensa (incluso de derecha) alude a los caídos, no como extremistas, sino como "profesionales". Pero los deudos de los uniformados asesinados en el atentado de 1986 y en todos los demás reciben modestas pensiones y montepíos. No son de izquierda.
¿Sabía usted que si un militar mató a un guerrillero, eso constituyó una "violación de derechos humanos"?
¿Sabía usted que si un guerrillero mató a un militar, eso no fue "violación de los derechos humanos"?
Por eso la izquierda tiene una imagen impecable, porque nunca ha violado los derechos humanos. Ella maneja el lenguaje. Y lo hace tan bien que hasta lo hablan hoy los militares. Uno de ellos suele referirse a "mis camaradas", por una parte, y a "las víctimas", por la otra, aunque "las víctimas" hayan dado muerte a centenares de "sus camaradas" (a 82 sólo en los meses finales de 1973).
¿Ve usted? La izquierda puede seguir medrando de la plata fiscal, financiando sus triunfos electorales con ella, creando más empleos fiscales para sí (este gobierno ha aumentado en dos los ministerios, en cuatro las subsecretarías, en cuatro las superintendencias y en dos las agencias estatales, una para vigilarse a sí mismo).
¡Feliz Año Nuevo de Izquierda!
Hermógenes Pérez de Arce
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