CARTA PUBLICA AL CAPITAN
AUGUSTO CRISTIAN PINOCHET MOLINA
Mi querido Capitán:
Primeramente, en los momentos en que su abuelo, el General Augusto Pinochet, ha encarado la muerte como su última batalla, desde España le envío mi más sentido pésame, con la esperanza certera y teologal que habrá alcanzado ya la victoria de la Vida Eterna, encuadrándose, una vez más, junto al Dios de los Ejércitos.
Pero junto al apoyo moral, en la triste hora de la pérdida del General Pinochet, amigo de España y de cuantos hoy seguimos defendiéndola, quisiera transmitirle un mensaje también de agradecimiento.
Hemos estado, desde España, muy pendientes de los acontecimientos que se han desarrollado en Chile alrededor de la hospitalización, fallecimiento y funerales del General Pinochet. A pesar de la tergiversación de los medios de comunicación, se ha podido comprobar que el pueblo chileno queda de veras agradecido a quien, durante tantos años, asumió la responsabilidad de conducir a Chile a una situación de privilegio. Y ese reconocimiento ha traspasado las fronteras, ya que, en España, recordamos la presencia del General Pinochet en los funerales por Francisco Franco, vencedor, también, del comunismo. Aquella vez, su abuelo, tuvo la valentía de ser el único Jefe de Estado que acompañó a los españoles cuando dieron sepultura, en el Valle de los Caídos, a nuestro recordado Caudillo.
La valentía es la virtud cautiva de este siglo. Pero, permítame, mi Capitán: es la virtud menos común entre los militares. El heroísmo es incompatible con la tibieza, la comodidad o las aspiraciones humanas. Y yo quiero, públicamente, reconocer, no sólo la valentía de su abuelo, que, como primer soldado de Chile, no dudó en sacrificarlo todo para salvarlo de las garras marxistas, sino la de un Capitán, la de su nieto, que pese a las tensiones vividas estos días, pese a la beligerancia del gobierno chileno contra el ex presidente, ha sabido enarbolar la bandera de la Verdad. Ha sabido, usted, mi Capitán, defender la memoria de su abuelo y ofrecer un homenaje público por haber derrotado al marxismo imperante.
Es digno de elogio, que en la época que nos caracteriza por la traición de las Fuerzas Armadas, en casi todos los territorios hispánicos, la voz de un Capitán se alce enérgica y altiva, asumiendo las consecuencias penosas que pudieran llegar por ello. Recuerde siempre que por encima de la disciplina está el honor, porque nunca valió la pena vender la Patria o la Historia por treinta míseras monedas.
Sirvan mis letras para transmitirle el apoyo y agradecimiento de cuantos, guiados por la Fe inquebrantable que mueve montañas, seguimos en vigilia, tensa y fervorosa, esperando la victoria de la Cruz y la Bandera por enésima vez.
Quedo a sus órdenes, mi Capitán, y junto al abrazo más afectuoso, para toda la familia Pinochet, van los gritos de rigor:
¡Viva Chile!
¡Viva España!
¡Viva Cristo Rey!
17 de Diciembre de 2006.
MIGUEL MENÉNDEZ PIÑAR
Oficial del Ejército de España.
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