lunes, 6 de marzo de 2006

PERDONEN CHILENOS Y CHILENAS


Perdonen por haber contribuido un 11 de Septiembre de 1973, a impedir que en nuestro país se violaran sistemáticamente los derechos humanos y se amenazara a la población con instaurar en Chile la lucha armada, en la cual serían asesinadas todas las personas que no profesaran la doctrina marxista, fomentando la “lucha de clases” y generando una espiral de violencia y odio incontrolable.

Perdonen por haber, junto a mis compañeros de armas, evitado que en nuestra Patria, bandas de terroristas de extrema izquierda continuaran cometiendo brutales atentados a la población y, asolaran campos e industrias, amparados por el gobierno marxista de la época.

Perdonen por no haber aceptado que ese mismo gobierno marxista continuara cobijando a terroristas provenientes del lumpen izquierdista de toda América.

Perdonen por haber aportado en algo en impedir a que ese mismo gobierno marxista-leninista controlara nuestras vidas a través del desabastecimiento de alimentos, y que a su vez fomentara un indignante mercado negro producido por la emisión de dinero, repartiendo productos de básicas necesidades sólo a sus “compañeros” de ideología y partido.

Perdonen por haber actuado un 11 de Septiembre y haber escuchado el llamado de la gente, cuando a los militares nos lanzaban maíz, trigo y plumas en la cara y en los cuarteles, tratándonos de "gallinas" porque nos absteníamos de intervenir para terminar con el gigantesco caos que consumía al país, estando ya sobrepasadas las instituciones fundamentales de la República.

Perdonen por haber escuchado, en mi calidad de militar y chileno, a los políticos de oposición de la época y a las principales instituciones del país, declarando ilegal e inconstitucional al gobierno de Allende, haciendo paralelamente un llamado de intervención "a la reserva moral de la Patria", a las Fuerzas Armadas.

Perdonen; por haber contribuido a impedir que al Poder Judicial se le amenazara diariamente con ser fusilados una vez que "el pueblo conquistara su victoria final", que de paso, estaba muy cerca de concretarse.

Perdonen por haber estado, al igual que mis camaradas, por muchos años cumpliendo con los servicios de guardia de cuartel o patrullando las calles, sin dormir ni comer lo suficiente, sin saber si volvería a salvo después de los patrullajes y sin estar con mi familia cuando todos lo hacían, con el propósito único de recuperar la democracia perdida en nuestro país y velar al mismo tiempo por la seguridad e integridad física de todos ustedes.

Perdonen por haber pertenecido a un Gobierno Militar que descubrió a tiempo la internación ilegal de millares de armas en el norte, en Carrizal Bajo, armas de alta potencia destructora que serían utilizadas por parte de terroristas de izquierda en contra de nuestros propios compatriotas, con el fin de imponer sus fines ideológicos.

Perdonen por que hayamos acabado con el caos y la violencia generada por el gobierno marxista y sus brazos armados, y no haber adoptado –como dicen algunos– una mano más blanda y complaciente con aquellos para cumplir el cometido de devolver a Chile la democracia y su prosperidad, y que hoy ellos mismos nos apuntan con el dedo, señalándonos nuestros errores y excesos, percibiéndose treinta años después a los terroristas como pacifistas, víctimas de la crueldad militar, en donde pareciera que nunca hubo en Chile en aquella época violencia extrema y odio generalizado. No me cabe duda que en esta difícil, arriesgada y patriótica etapa de nuestra historia nacional, cometimos errores, se cometieron excesos innecesarios, pero lamentablemente las circunstancias vividas en aquel entonces en nada contribuyeron a evitarlo.

Perdonen por no estar de acuerdo en que no se respete, ni se nos aplique la Ley de Amnistía, normativa plenamente vigente, así también instituciones jurídicas tales como la prescripción y la cosa juzgada, toda vez de haber sido ya aplicada a criminales terroristas de izquierda, exculpándolos de toda responsabilidad de asesinatos y violaciones a los derechos humanos. Otros fueron indultados, otros se fugaron...

Perdonen, finalmente, por no haber levantado antes mi voz por todos aquellos miembros de las Fuerzas Armadas, de Orden y de Seguridad que durante el Gobierno Militar fueron heridos, víctimas de secuestro o perdieron sus vidas por acciones y atentados terroristas, en circunstancias que se encontraban en cumplimiento de su deber, en recuperar lo más preciado del ser humano, su libertad. Vaya para cada una de las angustiadas y silenciosas familias de esos leales y comprometidos soldados, marinos, aviadores, carabineros y policías que entregaron sus vidas al servicio de la Patria, mi gratitud y mi más profundo reconocimiento, pues el esfuerzo, pese a todo, no fue en vano: se logró la democracia, al menos para una parte de nuestra sociedad.

Gabriel Fuentes Campusano
Coronel (r)
Estudiante de Derecho


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PODRAN CAMBIAR EL NOMBRE DE LAS CALLES, PODRAN PLAGAR EL PAIS CON SUS ESTATUAS, LO QUE NO PODRAN CAMBIAR JAMAS ES LA HISTORIA RECIENTE DE CHILE "LA HISTORIA ES NUESTRA AL IGUAL QUE SU VERDAD" Verdad y Libertad